domingo, 27 de septiembre de 2009

Domingo, yogures y Micah P.Hinson

El visor está empañado, hace demasiado frío: 34 grados. Dejo la cámara en un rincón y busco maneras de filmarme ajenas a las fórmulas del cine. Creo que la alternativa se encuentra en el espejo, me observo y me extraño.


"Yo solo busco que me tiemblen las piernas...", grita y sonríe Amelie. Nunca he tenido razones para justificar mi indiferencia por París. Resulta que no tengo razones para explicar nada de lo que veo en el espejo, hoy me faltan "porqués" y me sobran "sin embargos".

A veces tengo momentos de lucidez pero sigo sintiéndome opaca a pesar de mi empeño por lograr ser transparente. Quiero ser agua y no logro quitarme esta capa aceitosa.

Desisto. El espejo no me dice nada y yo hace tiempo que perdí la paciencia. Pero al darme la vuelta la cámara no está, sigue haciendo frío y Amelie ha tapado su sonrisa con una bufanda roja