Si te tapó la mirada la venda blanca, escóndela para siempre, condénala a un rincón oscuro y déjala sin luz como ella hizo contigo durante largo tiempo.
Observa al que observa, para evitar tu propio reflejo y ser capaz de mirar lo que él mira.
Boca inconstante... siempre abominaste del silencio pero él te ganaba la partida una y otra vez. Demuestra que hay verso en esos labios más allá de las sencillas rimas.
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Se miró las manos, se secó las lágrimas y nunca volvió a dormir: ansiedad de sueños, sueños de realidades.