Nunca he ido a una cena de idiotas, quizá alguna vez me he sentido completamente idiota en una cena pero eso es otro asunto. Hoy se me ha quedado cara de imbécil, así soy, incontrolablemente crítica con mis sensaciones. No he necesitado sentarme delante de Perre Brochant y sus amigos para descubrir que soy muy vulnerable a las reacciones inesperadas.
Abro la ventana y dejo de pestañear unos segundos, a vista de los espías es una eternidad, el viento es casi imperceptible pero está ahi para apartarme el pelo de la cara y obligarme a cerrar levemente los ojos. Temo que alguien me acerque un espejo, no quiero verme en ese instante.
François Pignon no era idiota, pero le tomaron como tal porque pasó demasiados segundos con los ojos como platos.
la verdad nunca me gustó casablanca, aunque la verdad no soy nada cinéfila.
ResponderEliminarNo sé, pero en toda idiotez siempre hay algo degustable como cuando se la percibe desde la otra orilla.
ResponderEliminarSaludos...
Idiotas somos todos, la única diferencia es que algunos lo saben disimular mejor que otros
ResponderEliminarMe encanta la palabra esponjiforme, hay que popularizarla.
Confesaré algo: por más que lo intento, soy incapaz de leer "esponjiforme" sin que a mi cerebro llege casi como un insight la imágen de "Bob Esponja"...
ResponderEliminarEsto tengo que consultarlo con algún colega.
Salud Ilsa.
Jorge, el gusto de hacerte el idiota también existe y es muy reconfortante.
ResponderEliminarY la palabara esponjiforme arrastra una serie de patologías que como estoy comprobando aquí a cada uno le provoca una reacción distinta.
Putrefacción sigue siendo mi palabra favorita
ResponderEliminar;)
Ya sabes, cosas de nínfulas
"No se te olvide nunca que eres Lulú" (hoy necesité releer ese maravilloso consejo que Ilsa me ofreció)
Interesante. Lúcido. Tal vez cierto.
ResponderEliminarMe gusta.
¿Habéis probado con "eucariota"...?
ResponderEliminarSaludos a todos, tiene buena pinta este blog