miércoles, 13 de enero de 2010

psicotrópicos


Aquel cielo estrellado era más bonito que el que había visto en las películas. Un buen plano no siempre mejora la visión parcial a la que nos acostumbra la realidad. Fue mágico desde el principio, porque no hubo "porqués", nadie se atrevió a discutir que aquel astro incandescente era Venus.
Soplaba esa brisa del final del verano, disfrutábamos del último aroma a sol, descanso y mar. Y soñamos ansiosos con vernos reflejados en otros espejos. Quizá la luna no tuviera suficiente luz aquella noche.
No medimos las palabras, porque no hacía falta, también sabían hablar los silencios. Como tantas otras veces a partir de entonces.


Bajo la misma luna, nos delatamos con besos otras noches... no hicieron falta estrellas porque les habíamos robado su luz. Y desde entonces, busco aquel olor en todos los cielos que embriagó por completo la primera vez, el primer puerto, la primera estación.


Entiéndeme, hoy sólo pienso en ti. Quizá sea el exceso de películas de amor.