martes, 15 de junio de 2010

y ya... 9 primaveras

Ha sido un embarazo, una larga e intensa incubadora capaz rebosar momentos apasionantes pero que también posee la virtud de abrirme los ojos.
Nueve meses más tarde, Te Quiero, como aquella noche en la que no hizo falta la luna, en la que la lluvia quiso arroparlo todo. (Supe que te iba a querer desde la primera vez que nos miramos).
Los horizontes son nuestros, como lo son los puertos donde nos esperan mil barcos con los que navegar, el viento sopla a nuestro favor, adelante...





A veces Katherine va a la playa a pensar, no lo hace como todas las demás, que creen superiores sus reflexiones y fuman interesantes observando con la mirada perdida el horizonte. Ella huele el mar, lo huele intensamente y entra en un éxtasis que probablemente las otras damas nunca llegarán a saborear. Después cierra los ojos y besa a Marlon Brando, y con los labios rojos y el corazón dispuesto, comienza a caminar, aun sin abrir los ojos, por la orilla. Cree suspenderse en el aire, y de puntillas, fantasea con alcanzar el viento que transporta el olor evocador de sueños.



Las demás la observan, juzgan con sus miradas porque no comprenden. La impotencia del que jamás sentirá de esa forma, del que no conoce esos modos.




De puntillas...



de puntillas, te beso.