domingo, 25 de octubre de 2009

trying to be sensible

La chica de los ojos vendados se subió al trapecio. El atardecer enmarcaba una imagen idílica llena de contradiciones. Podría haber sido filmado por cualquier realizador obsesionado con la fotografía y los instantes.
Ella se alimentaba de miradas, de guiños y sonrisas. Ella devoraba segundos de felicidad, los engullía, fotograma a fotograma, como si fueran piezas de un puzzle que nunca logrará acabar porque se ha hecho adicta a los infinitos.
Ha dejado de llover, aunque hay nubes en el horizonte el cielo parece en calma, y ahora la chica con los ojos despejados, se balancea mostrando sus habilidades como equilibrista.


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