miércoles, 3 de marzo de 2010

Dry Martini

Malena nunca llegó a sonreír del todo, como Lauren Bacall.
Soplaba poniente en el mirador y los cigarrillos compulsivos eran el único placebo que llevarse a la boca. Hacía 1001 noches que en aquel lugar, bajo el mismo viento, se habían comido a besos.

A Malena le temblaban las manos como a Norma Jean.
Diez libros de poesía y tres de prosa, entre sus manos un cuaderno en blanco. Reconocía el miedo a las posibles palabras, sola ante el peligro de hacer eternos los volátiles pensamientos.


En el viejo tocadiscos de la casa de la playa: "Don't let the sun catch you crying" del maestro Ray Charles, y un dry martini sostenido por finas uñas rojas. Hace tiempo que no toca el piano y casi se ha olvidado de su voz cantando soul.









5 comentarios:

  1. El entorno ideal para la melancolía y el recuerdo.
    Que bonito escribes.

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  2. Me alegro de volver a leerte, Ilsa... estoy seguro de que con un poco de práctica volverá a sonar tu piano tan bien como estoy seguro que ha sonado otras veces.

    Lo bueno de un cuaderno en blanco es precisamente eso, ¿no?, que todo está por escribir. Espero que así lo creas.

    Un abrazo, cuídate (y da señales de vida de vez en cuando...)

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  3. prometo ser más fiel a Casablanca, Rai.

    Y si, absolutamente de acuerdo con la teoria del cuaderno en blanco. Yo no soy como Malena, y tampoco me tiemblan las manos de momento. :)



    Muchisimas gracias Delgaducho, supongo que algo de melancolía siempre hay en el Rick's Cafe.

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  4. Por qué cada vez que vengo por aquí siento paz?
    Quizás sea por Ray o por la imaginación de esas finas uñas rojas acariciando antaño los labios perdidos.

    Volverías a tocar ese piano para nosotros?

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  5. Todo es posible en Casablanca...

    gracias por tu cadencia Vocero, siempre a tono, siempre a tiempo...

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