jueves, 21 de octubre de 2010

observo y aprendo

Ella podría ser un personaje de Kiarostami. Misteriosa, anhelada y con la melancolía protegida por tres capas de delicado lino francés.

No hace falta mirar por el objetivo para sentirse espía, probablemente ella olvidara su corazón abierto en un alarde de ingenuidad provocada.

(Nunca estuve en un parque tan real como este, todos los demás parecen presumir de una irrealidad buscada que acaba por hacerme sentir incómoda. Esta vez no es así. Los árboles hacen sombra pero no oscurecen, y siempre hay un hueco en los bancos al sol).

Hace que lee pero la historia no está en esas páginas, está en su cabeza. Puedo notar vibrar sus emociones, es incapaz de contener la progresiva intensidad de la respiración.



Él, en cambio, se sienta a su lado con la elegancia propia de un caballero del cine de Chabrol. Finge distinción con un cigarrillo entre los labios y arquea las cejas observándolo todo. Sombrero de ala media, marrón y desgastado por los versos del tiempo.

A penas se rozan, ella demasiado absorta en ninguna parte y él demasiado lleno de las vida de otros.


Oscurece, ya no hay sombras ni claros, el parque es como un manto homogéneo de colores neutros. Entonces, en silencio, intuyo por los gestos que les envuelve un beso.









3 comentarios:

  1. ¿En B/N verdad?
    Así me he imaginado esta secuencia, en un travelling lento, al tempo de una música.

    Un saludo.

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  2. Me encanta cómo describes a los personajes en tus escenas (es muy difícil "ver" cuando no se tienen imágenes enfrente, y lo consigues).

    un abrazo, Ilsa

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