viernes, 2 de octubre de 2009

Perderse por los tejados

Su temeridad nunca la llevó al extremo de subestimar el poder de una charla en un tejado de ciudad. La llamaron con los años "la gata sobre el tejado" ( hecha de zinc y siempre caliente). Sigilosa depredadora de mentes alteradas por una realidad desquiciante, desequilibrados espíritus inquietos empeñados en afanar la luna.
Botella de vino blanco, cielo azuloscurocasinegro, y una de esas conversaciones que no entienden de finales de vértigo. "La gata" comprendió que sus víctimas eran impredencibles y guardó sus uñas para no precipitarse.


Detrás del primer paso llega el segundo pero hay gente que vuela sin necesidad del primer impulso, volemos.

2 comentarios:

  1. Jamás entendere este afán por levitar. Si te quedas en el suelo es imposible caerte.

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