miércoles, 19 de mayo de 2010

Descomponiendo verdades

Luna en cuarto creciente, alguien ha intentado alcanzarla ya tres veces desde algún balcón perdido por los tejados de Madrid.

Los cínicos siempre usan guante blanco, con él esconden las verdades que roban tras presumir de la pureza de su blancura. Peo esta noche incluso ellos muestran sus manos.

No hay antifaces tampoco esta noche, si quieres ponte dos estrellas en los ojos, dicen que ayudan a soplarle al miedo y enviarlo lejos.

Recomiendan también (en noches como esta) respirar profundamente para notar la realidad que recorre el cuerpo, pensemos que estamos dentro de un Fado de Amália Rodrígues.


Justo en ese preciso instante, en el que la música lo inunda todo, la luna se vuelve naranja y baja a la altura del balcón para ser acariciada como se merece.




Esta noche, manda ella, misteriosa y cambiante, observadora inconstante de reflexiones ajenas.

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