domingo, 19 de diciembre de 2010

Sin retórica

Jugueteando con una pluma se empeñaba en disimular el temblor de sus manos. Podía oír a la gente desde la parte de atrás del escenario, los murmullos, las risas, la impaciencia de quien espera sensaciones fuertes y se niega a demorarlas más.
Vestido negro, moño años 50, y un remolino de locura desde los pies hasta las uñas rojas de sus manos.

Los aplausos tras oír su nombre antecedían el esperado momento, ella salió y sonriendo, paso lento, observándolo todo, se acercó al atril y posó los papeles que contenían las palabras precisas.

Se despertó aturdida, tapándose del sol que entraba impertinente por la ventana. Aun podía escuchar los aplausos dentro de su cabeza, pero lamentó no llevar puesto aquel maravilloso vestido negro.

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Regálame minutos de silencio,
concédeme un discurso sin aplausos.



5 comentarios:

  1. cada vez que tengo que hablar en público yo lo que tengo son pesadillas...

    No olvides el traje negro la próxima vez.

    un abrazo

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  2. te prestaré mi traje negro para que no tengas pesadillas :)

    un abrazo para ti Rai

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  3. Con ropa o sin ella, la historia es literal. Gracias por escribir.

    Un abrazo Navideño y el mejor de los deseos ahora y siempre para ti Ilsa.

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  4. Qué rico relato. Ojalá vistamos ese vestido negro, sin olvidar las uñas rojas ;). De momento me conformo con leerte y verte y abrazarte de vez en cuando.
    Felices fiestas de nínfula a nínfula

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  5. Que la ilusión y la esperanza sigan llamando a la puerta en el nuevo año que llega,
    y que se cumplan tus deseos.

    ¡¡¡Feliz año 2011!!!

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