sábado, 7 de noviembre de 2009

Batiéndose en duelo

Duelo entre dama y caballero. Un desafío. Hablamos del reto intenso, cargado de símbolos y verdades.

No existe el miedo cuando alcanzas la última curva de la carretera, no existe porque ya no tiene sentido. Como no tenía sentido para Chow Mo Wan esperar al amor verdadero en su habitación 2046.

Hoy he vuelto a recordar porque me gusta tanto Wong Kar Wai. Volvía en un tren, venía de ninguna parte y me dirigía a ningún lugar. Pude cruzar la vista con muchos de mis acompañantes y note que se mantenían con los ojos abiertos gracias a la inercia absurda que nos disfraza con los atuendos de la vida; pero en realidad estaban muertos, incapaces de salir de su tonalidad de grises. Mi propio reflejo no se veía con claridad, culpa de mis lágrimas y la poca luz de los túneles. Creo que mi sensación en aquel vagón se asemejaba a los viajes de los amantes que huían a 2046, en busca de una realidad paralela donde cobijarse del paisaje helado de sus presentes.

Pasó una eternidad, y el final del viaje me devolvió a esa vida que había dejado aparcada durante mi viaje. Nada había cambiado, el duelo estaba a punto de celebrarse en algún rincón de mi mente. Espada en mano, la dama mira a los ojos al caballero, está lista para el desafío y no teme a la última curva de los cuentos de miedo.


5 comentarios:

  1. Nunca envaines esa espada, Ilsa...

    Creo que conozco esa sensación de la que hablas subida al vagón de un tren: la sensación de estar muy lejos de ese lugar y a la vez ser muy consciente de lo que te rodea y de que cada uno, también, parece estar lejos. Los lugares públicos, como las salas de espera, los vagones de tren... creo que dicen mucho de la incomunicación en la que nos toca vivir; por eso, creo, todo toma ese matiz gris (y no me refiero al más bello).

    Y, por supuesto, supongo que todo el mundo ha hecho ese viaje para enfrentarse a és u otro desafío por el estilo (yo recuerdo uno similar)...

    Un abrazo

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  2. Muy intuitivo, Raimundo. :)

    Hay viajes largos, que te llevan a otros mundos; y hay viajes cortos que te retienen en instantes para obligarte a recrearte en ellos.

    Hoy tuve uno d esos viajes cortos e intensos.

    Y no, la dama mantiene la espada alerta pero el caballero le sonríe de manera sincera. No habrá duelo, de momento.

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  3. Estimada señorita:
    Es mi ilusión invitarle a seguir a lo largo de estas semanas, a través de mi humilde blog (www.molestoluegoexisto.blogspot.com), el ensayo que realizo acerca de la dulce obra escrita por el genial Saint Exupery; El Principito. Esta breve creación tiene mucho de profundo. Pero no se trata de una profundidad plomiza, suprametafísica o hiperintelectual, ¡para nada! Todo lo contrario, el mensaje del principito es sencillo, directo y preclaro.
    Mi objetivo es que juntos saquemos el máximo jugo a la brillante creación del francés… sin duda esta apasionante labor nos servirá para alegrar nuestros espíritus y crecer un poquito más.
    Un animoso saludo desde la isla de Gran Canaria.

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  4. Me alegro de que sea así...

    Un abrazo

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  5. Me recuerda un viaje de antaño.

    Saluditos...

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